La humanidad en su estado actual ha existido desde hace alrededor un
cuarto de un millón de años, pero tan sólo los últimos 4.000 han tenido
alguna importancia. ¿Qué hemos hecho durante esos 250.000 años? Nos
hemos apiñado en cuevas y alrededor de pequeñas fogatas, temerosos de
las cosas que no entendíamos. Era más que explicar por qué el sol salía
por el horizonte, era el misterio de enormes pájaros con cabezas
humanas, y de rocas que cobraban vida propia. Así que los llamamos
'dioses' y 'demonios', y les suplicamos que nos evitaran desgracias y
rezamos por nuestra salvación.
Con el tiempo, sus números disminuyeron y los nuestros
aumentaron. El mundo comenzó a cobrar sentido cuando hubo menos cosas a
las que temer. Aún así, lo inexplicable nunca puede desaparecer del
todo, como si el universo exigiera lo absurdo e imposible.
La humanidad no puede volver a esconderse atemorizada. Nadie más nos protegerá, debemos de hacerlo nosotros mismos.
Mientras el resto de la humanidad habita en la luz, nosotros
debemos mantenernos firmes en la oscuridad para combatirla, contenerla y
blindarla de los ojos del público, para que otros puedan vivir en un
mundo cuerdo y normal.
Nosotros Aseguramos. Nosotros Contenemos. Nosotros Protegemos.
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